Autor: Fernández de Casadevante Romani, Carlos
ISBN: 978-84-88910-75-2 / 1ª Edición 2006 / 224 pp. / 17x24 / Rústica
El "alto el fuego permanente" declarado por ETA pretende ser aprovechado por la organización terrorista y por todos los partidos nacionalistas vascos para dar el impulso definitivo a su aspiración más deseada: la consecución de un Estado Vasco independiente Este logro sería alcanzado en el seno de una "mesa de partidos" cuyo acuerdo refrendaría después la sociedad vasca y cuyo resultado se impondría al Estado Español y al conjunto de la sociedad española. Las claves de este proceso son las mismas que fundamentan la acción terrorista de ETA: derecho de autodeterminación-derecho de decisión y territorialidad (País Vasco, Navarra y los territorios franceses).
Después de cuatro décadas de terrorismo y de ausencia de libertades, el País Vasco continúa con su eterno dilema: la imposibilidad de un proyecto incluyente, aglutinador, compartido por todos los vascos, como consecuencia de la opción deliberada del nacionalismo por un País Vasco basado en la etnia -el "pueblo vasco"- y en el derecho de autodeterminación. Es también esta opción la que explica la pasividad con la que el nacionalismo ha abordado la lucha contra el terrorismo y la frialdad que ha caracterizado su actitud frente a las víctimas del terrorismo; frialdad también presente en el seno de la Iglesia local del País Vasco -y en particular en la de Guipúzcoa- respecto de esas mismas víctimas.
Se sostiene desde el nacionalismo vasco que el acceso a la independencia y la creación de un Estado Vasco son posibles en España a través de la vía de los derechos históricos y que tanto la Unión Europea como el Derecho Internacional amparan su reivindicación relativa al ejercicio del derecho de autodeterminación. Invocan en este sentido ejemplos tan dispares y contradictorios entre sí como los de Timor Oriental, Gibraltar, Andorra, Eslovenia, Eslovaquia, la República Checa, Lituania o Montenegro, entre otros. Sin embargo, el examen de la práctica internacional revela precisamente lo contrario: la vigencia del Estado y la inexistencia de un derecho de autodeterminación que ampare secesiones de Estados democráticos, respetuosos de los derechos humanos y del Estado de Derecho. Tampoco el recurso a los derechos históricos amparados por la Constitución de 1978 permite secesión alguna.
En pleno siglo XXI el País Vasco continúa siendo una sociedad fracturada en la que, como han denunciado órganos internacionales, la democracia, la libertad, la igualdad entre los ciudadanos y el disfrute de los derechos fundamentales no existen para aquellos de sus miembros que no son nacionalistas. Otorgada la prioridad al sujeto colectivo -"el pueblo vasco"- la nación que predica el nacionalismo vasco respecto de Euskadi es una nación imposible porque le falta el elemento fundamental: los ciudadanos. Ciudadanos libres e iguales en derechos.
CARLOS FERNÁNDEZ DE CASADEVANTE ROMANI (Irún, 1956) es Catedrático de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Rey Juan Carlos. Antes lo fue de la Universidad del País Vasco